Para ingresar al Monasterio de Santa Rosa de Santiago, las mujeres de la sociedad chilena de la época debían transitar por un proceso complejo de postulación, que incluía etapas como: la petición presentada a la abadesa, votación de la comunidad de monjas, aprobación del Obispo, toma de Hábito, período de aprobación, renuncia de bienes temporales (votos de pobreza) y por último, la Profesión. Esta última estaba íntimamente ligada, por lo general, a la cantidad de dinero o dote (dinero, bienes, propiedades, créditos, etc.) que ofrecía la familia de la postulante al monasterio. Si el valor de la dote era elevado, la novicia podía optar a la profesión de velo negro, la cual significaba estar en lo alto de la pirámide monástica y dedicarse exclusivamente al oficio divino y al servicio del coro, a la oración y a la vida contemplativa. Por el contrario, si era un monto menor, podían obtener la profesión de velo blanco. En este último caso, las mujeres ofrecían desempeñar un servicio al interior de la comunidad.
Los textos que se presentan a continuación, contienen documentos sobre las postulantes al Monasterio de Santa Rosa de Santiago durante los siglos XVIII y XIX. Incluyen información sobre las mujeres y sus familias, profesiones, dotes, testamentos, votos de pobreza, bienes, propiedades, esclavos, entre otras temáticas.