En la época colonial hispanoamericana, el término censo presentaba múltiples acepciones. En este caso particular, nos referiremos al censo consignativo, el cual se constituía como una de las principales formas de financiamiento de la Iglesia Católica y de sus distintas órdenes religiosas. Consistía en préstamos de dinero que se realizaban mediante una transacción contractual privada entre una persona o institución (censualista, acreedor o prestamista) y un censuario, prestatario o deudor. En dicho contrato, el préstamo o adquisición del capital se garantizaba mediante el gravamen de un bien (terreno o inmueble), el cual se imponía a censo a favor de la Institución Eclesiástica y por el cual ésta recibía una pensión anual. El pago de los réditos por parte del censuario podía efectuarse en capital líquido o bienes. Sin embargo, uno de los mayores problemas que se observa en este mecanismo, era justamente el no pago del cargo o rédito, lo que en muchos casos pasaba a instancias judiciales, las cuales en último caso, conducían al embargo y/o remate del bien gravado a censo. A lo anterior se sumaba, que el censuario podía vender o traspasar en herencia el bien gravado, lo que implicaba el traspaso de las obligaciones que este había contraído al nuevo deudor.
Los textos que se presentan a continuación, contienen información relativa al sistema de censo desenvuelto en el Monasterio de Santa Rosa de Santiago de Chile, entre los siglos XVIII y XIX. Dentro de los documentos se encuentran: el número de caso con la información del censuario, el monto del principal y los réditos, escrituras de imposición, documentos de sucesión de tierras, causas ejecutivas, solicitudes de embargo, remates, tasaciones, entre otros. Además, se pueden encontrar algunos censos relativos al pago de dotes de religiosas y gastos de su profesión.